domingo, 28 de marzo de 2010

Morir como un astronauta

Este texto, fue inspirado por la música de un proyecto llamado Morir como un astronauta. que me gusta.


Morir como un astronauta
Sólo
Rodeado de nada
Por nadie
Con palabras mudas
Ahogadas
Y el mundo
Allá lejos
No me pertenece

jueves, 25 de marzo de 2010

haiku

21 años
y demasiado tiempo
esperando colectivos

Haiku (PAJAS, DESAMORES Y FLEMA)

Más pajas que polvos
Más desilusiones que amoríos
Pero siempre ahí
las canciones de siempre
Para rescatarme

martes, 23 de marzo de 2010

Sabrás lo que es perder (III) o Sabrás quien sos

Sabrás quien sos
cuando por una razón u otra
dudes
dudes en matar o no a tus padres
en engañar o no a tu pareja
en cagar o no a un amigo
Cuando te preguntes quien tiene más valor en tu vida
si vos o el resto
cuando esa duda te mutile el cerebro
cuando puedas decidir
tendrás una leve idea
de quien sos
cuando dudes y luego existas
sabrás que clase de persona sos
yo soy
...

domingo, 21 de marzo de 2010

Charles Bukowski: Confesión

Este poema es de Charles Bukowski y quiero compartirlo porque es uno de los tantos que le envidio y quisiera haber escrito yo. Lo leí originalmente en inglés de su libro Las night on the eart poems, publicado dos años antes de su muerte.
Bueno, aquí el poema:

Confesión

Esperando la muerte
Como un gato
Que va a saltar sobre
La cama

Me da tanta pena
Mi mujer

Ella verá este
Cuerpo
Blanco
Rígido
Lo zarandeará una vez y luego
Quizás
Otra:

<< !Hank! >>

Hank no
Responderá.

No es mi muerte lo que
Me preocupa, es mi mujer
Que se quedará con este
Montón de
Nada.

Quiero que
Sepa
Sin embargo
Que todas las noches
Que he dormido a su lado

Incluso las discusiones
Más inútiles
Siempre fueron
Algo espléndido

Y esas difíciles
Palabras
Que siempre temí
Decir
Pueden decirse
Ahora:

Te amo.

martes, 16 de marzo de 2010

También

Los feos también se enamoran
Los lindos también cagan
Los retardados también tienen derecho a coger
y los buenos también roban

Los nazis se enorgullecen de sus hijos
y las minorías engañan a sus parejas

Los genios copian y envidian y viven a la sombra de otros genios.

Los podrioseros añoran comida y un hogar
y los ricos
libertad

domingo, 14 de marzo de 2010

Una noche larga

¿Y si te digo que no?- indagó ella con la absurda intención de demostrar coraje, muerta de miedo por dentro.

-Vas a decir que sí, vas a decir que sí- afirmó y reafirmó él con mucha calma para aclarar que tenía la situación en sus manos.

-Sos un hijo de puta- le respondió llena de bronca e impotencia mientras se hacía bolita y desplomaba en un rincón de la habitación.

Él comenzó a desabrocharse el cinturón y ella a llorar. Iba a ser una noche larga.

viernes, 12 de marzo de 2010

Mi mamá y mi papá intentaron educarme al pedo

Y cae un hombre moribundo en la vereda
Y otro hombre lo asiste
y Mil miran
y diez mil siguen caminando

Yo, miro.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Sabras lo que es perder II

Ya no me importa nada que valga la pena
No me importan los perros retorciéndose bajo la lluvia
Ni los niños muertos de hambre y sedientos
No me importan los ríos contaminados ni la guerra atómica
Solo me importo yo
Tener suficientes púas
Batería en el celular
Saber el horario del próximo capitulo de Lost
Y que en Taringa esté el último disco de Omar Rodriguez
Me angustia pero
Me ganaron

Veintiún años
Y derrotado

martes, 9 de marzo de 2010

Edinburgo (Parte I)

Todo giraba en torno al castillo, la ciudad se circuncía bajo sus ladrillos de piedra. Las charlas giraban sobre él, prometiendo visitarlo e interesarnos en su historia y leyendas.

El cielo estaba más claro que en Londres, el aire se respiraba con mayor facilidad que en Londres. La gente vestía peor que en Londres.
El acento fue el primer problema.

Mi valija rota, el segundo. La angustia e impotencia de arrastrar veinte kilos por el piso, sin ruedas que ayuden forzó la frenada brusca de un taxi para escapar de aquella antigua estación de tren. Solo se veía una diminuta porción del castillo desde ahí, la única conexión que teníamos con el exterior.

Fuimos primero a la universidad de Marian en busca de las llaves de su departamento en donde nos alojaríamos.
Problema número tres, no estaba en el lugar de encuentro y las fichas del taxi seguían cayendo, en libras y rápido.

Franco fue en búsqueda de un teléfono público para llamar a Marian y yo me quedé esperando, con todas las valijas en la calle, a que apareciese. Miedo de argentino paranoico, por sí el taxista pensaba en “tomárselas” con nuestras cosas preferí bajarlas.

Me miraba con desconfianza y tenía razón.
Pensé en su triste esposa mirándolo con pena al verlo llegar del trabajo, derrotado. Comiendo latas de Spam y fumando cigarrillos armados sin filtro. Sus charlas vacías que retumbaban en la habitación solo porque habían firmado un contrato que decía que debían compartir el resto de sus vidas por más que la esencia y el amor se hubiesen desintegrado como un mosquito que muere incinerado por las lámparas de luz amarilla.
Pensé en su mujer, con arrugas de dolor y encierro, deseando escapar y conocer el mundo y al amor de su vida, que no era su esposo pero no lo sabía.

Todo eso pensé hasta que Marian apareció, al trote, estaba en clase y no había podido escaparse antes. Me dio las llaves y me explicó como llegar a su “flat” y con que llave abrir cada cosa. Quedé en que lo pasaríamos a buscar a las 17. Se despidió y deshizo el camino trotando.

Tuve que esperar a Franco. Las fichas del taxi seguían cayendo, el taxista se enriquecía sin gastar nafta. Eso era lo que importaba para él, no gastar, porque su tiempo no valía nada. Ni para él, ni para su jefe, ni para mí, ni para sus hijos ni su esposa ni para nadie.

Seguimos finalmente rumbo al departamento. Quedaba a pocas cuadras de la universidad de Arte donde Marian estudiaba, al fondo de un callejón sin salida. Estábamos rodeados por edificios.

Problema cuarto: ¿Era ese el edificio? La dirección que teníamos anotada decía Dunbar ST 9/5. Marian nos indicó que era al final de la calle, el último departamento. Allí estábamos, en el nueve. La puerta estaba abierta y nos generó desconfianza. Franco se animó a subir hasta el quinto piso para asegurarse de que fuese ahí. Tras maniobrar un buen rato con todas las llaves del manojo, consiguió abrir. Bajó y comenzamos a subir, de a poco y con poca paciencia, las valijas, piso a piso, escalón tras escalón. Con el pulso repiqueteándonos en las sienes y el sudor cubriéndonos por todos lados, llegamos. Estábamos por fin, en casa.

jueves, 4 de marzo de 2010

La difícil tarea de ver una película en París

+SUB 1/ESP, SUB 2/ENG, SUB 3/POR, 4/FRA+

+SUB 4/FRA+

+PROFESSION: REPORTER- UN FILM DE MICHELANGELO ANTONIONI+

Mientras se acomodaba en su sillón de dos plazas pensó en todo lo que podría hacer durante esas dos horas. No tenía ganas de verla pero la tenía que devolver esa misma tarde y no pensaba desperdiciar los tres euros que le habían costado el alquiler.

Sentado en su rincón, respetando la otra plaza como a la espera de que el amor de su vida se apareciese y se abrazara a él. No. Siguió vacío.

Una versión diminuta de Jack Nicholson comenzó a caminar por la pantalla y él se esforzaba por resistir al sueño. Seguía mirando la pantalla, sus ojos recorrían el monitor con un movimiento en Z, pero no lo sabía. Lo tomaba como algo natural, un reflejo imperceptible.

Dos horas después de haber puesto los subtítulos en francés (necesitaba activarlos porque se colaba el ruido de la calle por la ventana y los parlantes de su televisor eran demasiado malos), la película había terminado. Él estaba dormido. Sus labios húmedos, con saliva que no se animaba a caer y transformarse en un delgado hilo.
Cuando la primera gota cayó, se rompió su armonizado dormitar y despertó agitado.

Los créditos de la película seguían bajando, iba por la banda sonora. Apagó el televisor, se recostó en el sillón y siguió durmiendo.

Para ese entonces, en el bar de debajo de su casa había cuatro personas tomando vino, a diez cuadras de distancia una familia de argentinos discutía si ir a la Torre Eiffel o al Arco del Triunfo.

Perdió su oportunidad de verla, no la volvería a alquilar. Eso fue lo primero que pensó al despertarse, a oscuras. Otra noche en la que había cambiado sus horarios.

martes, 2 de marzo de 2010

Mr Lennon

Y cuatro tiros lo callaron.
Así murió el nuevo Jesús.
Así nació el nuevo Hitler.
Murió al lado de Judas.

Un personaje anónimo se ganó todo el odio del mundo.
Tan anónimo como el que te vende forros en la farmacia de cabildo y olleros a las 4 AM de un miércoles y te mira con envidia.

El nuevo Jesús no era inmortal. Un solo tiro, bien puesto, hubiese bastado.
La mística se intensificó. De Hércules a Zeus en un pestaneo. Su muerte le dio más vida. Leyenda.
Aquel gordito se cargó a un solo hombre. Hitler a seis millones de judíos y hay quienes lo siguen negando y quienes lo siguen apoyando.

Por eso visto una remera con la imagen de Mark Chapman.
Mató a un solo hombre y se gano el odio de la humanidad.
Una sola persona vale más que seis millones.

Y esa es la historia de la humanidad: gente intentando dominar a otra gente.
Cualquiera podría haber sido Chapman, hasta el que me vende forros en el Farmacity de Avenida Beiró. Podría haber sido yo.

Y Nueva York y el mundo lloró. Yo ni había nacido. Cuando me enteré, no me importó.
Nueva York lloró y siguió caminando y sus torres cayeron y muchas otras se levantaron y cuando me enteré no me importó. Era feriado, el día del maestro. Estaba bajando un disco de Flema del Napster.