jueves, 31 de diciembre de 2009

Cuentos verdes 2009-2010

Un buen año fue. Feliz año a quienes lo merezcan.
Les desea.

Ariel Pukacz ex ganesha zine/ cuentos verdes.


sábado, 26 de diciembre de 2009

Noche en Kika

Suena Lords of the new church pero yo prefiero a los dead boys, sigo sorbiendo del vaso con la ilusión de exprimir un poco más de gin o de agua tónica de los hielos sin un buen resultado. Una chica se me acerca y me dice que me conoce de una fiesta en la casa de no se quien. Le digo que puede ser pero no me acuerdo de ella.
El Dj que se parece a Marc Bolan pone I´am a Cliche de X Rays Spex pero es demasiado pesada y la cancela con No Feelings de los Sex Pistols pero yo prefiero escuchar Public Image Limited.

Sigo esperando que aparezca alguna banda en escena pero todavía están los plomos organizando cables y amplificadores.

Una chica me mira pero se interpone una muchedumbre en el medio y la pierdo de vista, intento ubicar a mis amigos pero están cerca de la cabina del dj charlando con él y no me interesa.

Me percato de que la bola de espejos no tiene forma de bola sino de camello y que no gira, estática refleja las luces que le apuntan los cañones y los lasers del boliche.
Se me acerca de nuevo la chica que conocí en una fiesta de la que no me acuerdo y me pregunta si quiero ir a la casa. Me quedo pensando un poco y me dice que tiene cocaína. Sigo sin responder y me dice que es alita de mosca. No le creo pero llamo a mis amigos y vamos.

Vive en un departamento sobre Libertador y nos cuenta que sus papás están en Miami porque quieren comprar unas propiedades porque están muy baratas por la crisis. Yo no respondo nada, me dedico a tomar. Le vaciamos la bolsa y me dispongo a irme.
Se me tira y le digo que no, gracias, que soy gay. No queda satisfecha con la respuesta.


Nos quedamos un rato más, todos en silencio, incómodo. Ella comienza a hablar y a presumir. Yo estoy duro y mis amigos también. No la escucho me pongo a pensar en todos los problemas que tuve durante el año. Miedo a no terminar la carrera, a no aprobar ética y deontología, al fracaso, a no conseguir trabajo, a la muerte, a que me roben, a que me traicionen, a esperar colectivos, a que me humillen, a morir.
Ya está, el año ya pasó.

Me tomo un taxi y me fijo recién adentro si tengo plata suficiente. La tengo. Va muy rápido y me comienzo a sentir mal, con la presión baja pero resisto. Escucha muy fuerte una banda de cumbia peruana que en otra situación hubiese disfrutado. Falta un buen rato para llegar a casa. Mierda, necesito dormir.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Dos cuentos en antología

Hola, dos cuentos míos que no están ni estarán en este blog fueron incluídos en la antología Continuidad de las Voces de la Editorial De los Cuatro Vientos.

Los textos están incluidos en el tercer tomo de la antología (el azul) y se llaman: Egresados 2001 y Lo peor de Peter Frampton antes que charlar en el colectivo.

No se donde se consigue pero yo tengo copias para realizar trueque, regalar si me cane bien o vender a $20.

arielpukacz@gmail.com

Beso.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Texto nuevo parte II

El cielo estaba verde como de costumbre, unas angostas nubes naranjas lo atravesaban y un ínfimo y lejano sol se mostraba tímido en lo más alto del cielo, medio oculto por otras nubes.

Los cinco avanzaban. Marchaban con el mismo ritmo y con sus pies sincronizados; en cámara lenta como una mala película de acción. Alineados en silencio se dirigían a algún lado. Lázaro fumaba, el cigarrillo colgaba de sus labios; Caín tenía las manos en sus bolsillos; Anton escuchaba música, probablemente algún tema mal ripeado de Million of Dead Cops; Ian iba en uno de los extremos y Cormac en el otro.

Siguieron caminando hasta llegar a la plaza central, no lo tenían previsto. Observaron la gran estatua en bronce o algo parecido de L.L Zamenhof. Lázaro tiró la colilla de su cigarrillo que se había consumido hacía una cuadra, siguió caminando, los demás lo siguieron trotando para alcanzar su ritmo.

Ian miró su reloj, escuchó un pitido, su reloj le estaba avisando que eran las siete. Al mismo momento comenzaron a sonar las sirenas. Su aullido provenía de diferentes lugares. El toque de queda había comenzado, tenían quince minutos para abandonar las calles y volver a los suburbios, estaban lejos. No era problema de la policía.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Texto nuevo

Su parca estaba húmeda por la lluvia, como una vagina después de ser usada. Sentado en el suelo de cemento intentaba concentrarse pero no podía por los lejanos y reverberados goteos de los caños oxidados de aquella fábrica que usaba de refugio.
Manoseó su cabeza rapada, sintió los cortos y ásperos pelos pasar a través de sus dedos. Acarició la uña enganchada de su pulgar y manoseó el filtro del cigarrillo, dejándolo negro de roña. Le dió una profunda pitada.